¿Por qué las mujeres fingen los orgasmos?
El orgasmo femenino es uno de esos misterios por los que un hombre puede llegar a ‘quemar cerebro’, tanto que a veces que no sabemos si nos dan gato por liebre. Y es que las mujeres tienen una gran facilidad para fingir orgasmos como si fuera una cualidad innata en ellas. Algunas son muy exageradas y es fácil descubrirlas. Pero también están las que fácilmente podrían llevarse un Oscar por su interpretación. Un ejemplo perfecto: Meg Ryan en ‘Cuando Harry conoció a Sally’…
El orgasmo más famoso del cine
Por eso, muchas veces después de un faenón en el campo de Venus, a veces nos queda la duda y temor de que nuestra gran performance no haya sido más que una ilusión, una actuación motivada por motivos que solo nuestra amante y Dios conocen. ¿Qué las lleva a fingir? Pues, hay muchas teorías, las más comunes son: no quieren tener sexo, se sienten inseguras, no están excitadas, no quieren herir nuestros sentimientos o están borrachas.
Bueno, recientemente, la revista científica Archives of Sexual Behaviour analizó los diversos motivos que pueden llevar a las mujeres a fingir un orgasmo. La investigación tomó como muestra a 398 estudiantes, mujeres heterosexuales con una edad promedio de 20 años. La conclusión fue que en la mayoría de los casos, ellas recurren a esta práctica por… ¡altruismo! Sí, como si brindarnos placer sexual fuera igual dar dinero para la colecta de la Cruz Roja o donar víveres a los necesitados.
De acuerdo a la investigación, una mujer finge orgasmos por los siguientes motivos:
– Por preocupación por los sentimientos de un compañero.
– La inseguridad y el miedo que puede provocar una mala experiencia sexual, por lo que fingiendo evitan emociones negativas.
– Para aumentar la propia excitación.
– Miedo a posibles disfunciones sexuales cuando se les practica sexo oral.
Los científicos esperan usar estos estudios para entender aún más por qué las mujeres fingen orgasmos, y poder realizar futuras investigaciones que profundicen en la satisfacción, las disfunciones y el deseo sexual.
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